
Cómo elegir el despacho de abogados adecuado: 5 errores que los nuevos empresarios deberían evitar
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Cada empresa, tanto las pequeñas y medianas como las grandes, tarde o temprano necesitan un consultor legal. Por eso es importante elegir con atención el despacho de abogados adecuado al que recurrir. Un error en la elección podría suponer una importante pérdida de dinero además de requerir tiempo extra para volver a organizar los contactos.
¿Cómo orientarse para hacer la elección adecuada? Evitar cometer errores comunes es un buen comienzo, a continuación le dejamos algunos consejos.
Los errores más comunes a la hora de elegir un abogado
1. Contratar a un abogado antes del tiempo
Algunas empresas, sobre todo las startups, caen en el error de contratar a un abogado antes de saber la razón por la cual necesitan su asistencia. Antes de lanzarse a la elección es preciso adquirir un poco de experiencia en el ámbito, dirigiéndose, por ejemplo a un tutor o un mentor (una persona de confianza activa en los negocios o, aún mejor, un jurista de empresa que ha dejado su profesión para dedicarse a la consultoría). Además hay que evitar que el propio abogado haga las tareas que podríamos realizar nosotros, como investigaciones, análisis de sitios web para averiguar si nuestra actividad necesita de autorizaciones específicas, etc. Chas Rampenthal, abogado de la empresa LegalZoom, recomienda que los nuevos empresarios se permitan por los menos seis meses de investigación antes de contratar a un despacho de abogados.
2. Contratar a un abogado experto por razones de amistad o parentesco
Muchas personas caen en el error de recurrir a antiguos compañeros de trabajo, amigos o familiares aunque no tengan la experiencia adecuada para garantizar un servicio de abogacía de altos niveles. Tom Cervantez, unos de los fundadores de Harvard Angels (fundación de “angel investment” para estudiantes de Harvard Business School) declara que “si se contrata a un abogado que no tiene experiencia específica en el sector, es probable que no conozca los sutiles matices en las leyes, cosa que puede determinar errores que pueden hacer desconfiar a los inversores”. Para evitar situaciones incómodas es buena práctica pedir consejos a otros empresarios de nuestro sector. Cervantez recomienda hacer las mismas preguntas a varios abogados y comparar las respuestas.
3. Pensar que el más grande y prestigioso sea también el mejor profesional
Para un empresario inexperto los grandes bufetes de abogados pueden parecer los mejores, pero hay que tener en cuenta que esto implicará pagar costes muy altos y verse asignado a un profesional “inferior”, ya que los más expertos trabajan con empresas más grandes. Mucho mejor dirigirse a bufetes más pequeños que puedan ofrecer profesionalidad y experiencia, como sugiere Patricia H. Lee, directora de Entrepreneurship and Innovation Law Clinic. Cuando la empresa sea suficientemente grande se podrá optar por un bufete más grande frente a problemas más complejos de gestionar, pero hacerlo antes de tiempo es arriesgado.
4. No negociar la remuneración
En una materia tan tradicional como la abogacía puede parecer inapropiado negociar la remuneración. Sin embargo, aunque la persona que tenemos delante es un abogado, hay que considerar que estamos contratando a un profesional autónomo. Por lo tanto no está mal negociar la remuneración en el momento de la contratación. Existen muchos acuerdos acerca de la forma de remuneración: facturación por horas, precio global por prestación, etc.
5. Considerar al abogado solo como abogado
Cuando uno elige a un abogado, se decide por una persona que sea competente en varios ámbitos, que haya acumulado experiencias en diferentes sectores, y que posea una visión del mundo que pueda ayudar a su empresa a crecer. Sobre todo, antes de hacer su elección, trate de entender si la persona en cuestión tiene también contactos útiles con otros profesionales. Para las empresas el abogado puede convertirse en un asesor experto y facilitar la realización de las ideas empresariales y alcanzar los objetivos de beneficio y de crecimiento.