Cómo ha cambiado el entorno laboral: menos formalidad y menos normas

Cómo ha cambiado el entorno laboral: menos formalidad y menos normas

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El entorno laboral ha ido cambiando mucho en los últimos años. Las normas que regulan la vida en la oficina se han ido transformado reconfigurando totalmente los hábitos y la conducta, no solo de los empleados, sino también de los directores. Muchos han sido cambios que han mejorado la productividad, pero otros están siendo percibidos como no favorables.

Como todos los aspectos de la sociedad incluso los entornos laborales son sujetos a cambios de época y generacionales. Es normal que cada vez que una nueva generación entre en el mercado del trabajo aporte nuevas visiones y puntos de vista debido a sus características y hábitos, impulsando, inevitablemente, cambios generales tanto en las normas como en el cuestionamiento de las mismas. Un ejemplo puede ser lo de la entrada en el mundo laboral de la llamada “generación Z” y de los millennials que literalmente ha revolucionado los entornos laborales y sus regulaciones. Estas son expresión directa de la sociedad actual caracterizada por la rapidez de la comunicación y la agilidad con la que circula la información gracias al uso de la tecnología en todos los ámbitos de la vida. El mundo del trabajo, la vida en la oficina y las normas que lo regulan se han visto necesariamente afectadas por los nuevos hábitos de estas generaciones.

El resultado ha sido más informalidad en el entorno laboral.

 

Los códigos de vestimenta en el trabajo

El dress-code de la oficina, es decir el tipo de ropa con la que ir vestidos al trabajo, ha sufrido una transformación increíble a lo largo de los años. En los años 80 quien trabajaba para una empresa o una corporación estaba obligado a vestirse muy formalmente, con ropa adecuada al puesto de trabajo, normalmente traje y corbata para los hombres, y traje con falda para las mujeres. Estas normas siguieron siendo válidas durante casi toda la década de los 90 aunque, con la aparición de nuevos trabajos, sobre todos aquellos relacionados con la emergente tecnología y la transformación de los entornos laborales, se vinieron suavizando mucho, hasta llegar al día de hoy.

Antes se pensaba que la formalidad pudiera impulsar los negocios y mantener altos los niveles de atención y de productividad, pero con el tiempo se empezó a entender que la formalidad no era sinónimo de mayor eficiencia, al revés. Las normas de vestimenta muy estrictas parecen producir más incomodidad que beneficio y el dress code de la oficina se ha ido acomodando y adaptándose a los cambios en la sociedad.

 

El casual friday: desde Estados Unidos el viernes se conforma como el día de estilo casual

A lo largo de los años medidas como el “casual friday” (empezada en los años 80 en los Estados Unidos), la norma según la cual los viernes se puede ir a la oficina con la ropa que se desea, sin la obligación de llevar traje o ropa elegante, han sido introducidas para acercar las normas de vestimenta de trabajo a la vida real.

Días puntuales aparte, en general, hoy en día en casi todas las oficinas las personas son más libres de elegir el estilo y la ropa que quieren llevar puesta. Reglas más permisivas acerca de la vestimenta han mejorado el humor de los trabajadores que ahora van vestidos como mejor se sienten, siempre manteniendo un estilo adecuado al puesto de trabajo.

 

Menos formalidad en las oficinas: pros y contras

Aparte de los cambios en las normas de vestimenta en el trabajo, muchas han sido las transformaciones registradas en el entorno laboral y adoptadas para crear un ambiente más relajado y menos formal.

El aumento de eventos de teambuilding, nuevas maneras de trabajar en equipo, viajes de trabajo, adopción de nuevas prácticas más informales, han contribuido a crear un ambiente de trabajo menos formal, cosa que parece no tener a todo el mundo satisfecho.

Al parecer, una mayor informalidad tiene una influencia positiva en algunos aspectos de la vida en la oficina, pero resultan ser muchos más los efectos negativos que tiene.

 

Según una encuesta llevada a cabo por Udemy, la percepción de que un entorno laboral menos regulado afecte de manera negativa tanto a la vida en la oficina y a las relaciones interpersonales como a los resultados del trabajo aparece muy difundida entre los empleados.

Este estudio ha revelado que la disminución de formalidad ha conllevado hábitos y costumbres que en casi la mitad de las personas entrevistadas generan más incomodidad que bienestar. La mayor queja ha sido que la falta de formalidad lleva a que la gente se acostumbre a hablar de temas personales incluso en el entorno de trabajo, cosa que puede incomodar e incluso generar estrés e inquietud. Otro aspecto que resulta muy negativo es la incapacidad de las personas para emplear un vocabulario adecuado al puesto de trabajo que ocupa e incluso utilizar un vocabulario demasiado simple también para asuntos expresados de forma escrita.