Compartir recursos en la época del “sharing”: el Coworking y la telesecretaria

Compartir recursos en la época del “sharing”: el Coworking y la telesecretaria

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El compartir puede beneficiar a tu proyecto, a tu grupo de trabajo y a tu negocio; también, puede ayudar a reducir gastos e incluso a mejorar el rendimiento de tu empresa.

Compartir oficina: el coworking

La época actual es la época del “sharing”, tanto en la vida privada como en la laboral. Hay quien comparte la casa, quien comparte el coche (carsharing y carpooling), las ideas, los recursos, los servicios y la oficina o el workspace.

Nuestro presente está marcado por la presencia de un número creciente de ocasiones de condivisión, de uso compartido, de puesta en común; ya no sólo de bienes materiales, sino también de servicios, ideas y competencias.

En los últimos años, muchas empresas y trabajadores/as autónomos/as han decidido establecer su sede operativa en espacios de “coworking” o multioficinas. Las razones: compartir espacios conlleva una circulación de ideas, recursos y capacidades de una forma más ágil e inmediata, además de garantizar un abatimiento de costes de gestión importante.

Breve historia del coworking

¿Sabías que el primer coworking del mundo está en España, precisamente en Barcelona? Estamos hablando de Kubic que “nació a finales de 1994 bajo la iniciativa de un conjunto de profesionales independientes que tenían por objetivo compartir una planta de 300 m²”. El concepto a la base de ese proyecto fue lo de compartir costes y crear un entorno de oportunidades comunes, concepto actualmente conocido como ‘coworking’.

El coworking, así como lo conocemos hoy en día, es un espacio físico compartido por un conjunto de personas (empresas, profesionales, start-ups) que trabajan en proyectos distintos y de forma autónoma según el concepto “working together, yet separate”. Pero cómo se llegó a la creación de esa nueva forma de workspace?

Un poco de fechas:

  • En 1995 nace en Berlín C-Base una asociación formada al principio por 17 aficionados de tecnología e informática con la ambición de crear un espacio físico y una comunidad donde los hackers pudieran compartir ideas, conocimientos y trabajar juntos: esto se suele identificar como el primer espacio de coworking de la historia, es decir, el primer espacio abierto colaborativo.
  • El término “coworking” fue utilizado por primera vez en 1999 por Bernard DeKoven, diseñador de videojuegos de Estados Unidos, para definir el naciente fenómeno de trabajar juntos como iguales, por medio de ordenadores, pero no en el mismo sitio sino en remoto (“working together as equals”).
  • En 1999, en Nueva York, nace la 42 West 24, un espacio para particulares y equipos de trabajo en busca de un lugar de trabajo compartido más que de una oficina como tal.
  • En 2002, a la idea de espacio de trabajo compartido, se le adjunta la característica de centro de encuentro de desafíos comunes: nace en Viena, el Schraubenfabrik, la primera comunidad de emprendedores donde los participantes compartían no solo un espacio físico, sino también una misma visión del trabajo y objetivos concretos.
  • En 2005, en San Francisco, Meet Brad Neuberg que fue el primero en lanzar la idea de un espacio oficial de coworking así como lo entendemos hoy en día: trabajar juntos pero autónomamente. Al principio, fundó The San Francisco Coworking Space y después el Hat Factory. Inicialmente ambos espacios no registraron un gran éxito, pero desde aquel entonces y hasta hoy día ya son miles y miles los espacios de trabajo compartidos en todo el mundo.

Beneficios del espacio de trabajo compartido

Las palabras claves del coworking son: flexibilidad, autonomía, colaboración y creatividad.

Trabajar en un espacio compartido tiene muchas ventajas, tanto a nivel económico como humano:

  • reducción de los gastos de mantenimiento de una oficina permanente y propia;
  • incremento de la motivación: contar y compartir los proyectos e ideas con las demás personas que trabajan en tu mismo espacio, aumenta el sentido de responsabilidad y las ganas de alcanzar los objetivos;
  • ampliación de la red profesional: compartir un espacio de trabajo significa cruzarse cada día con profesionales procedentes de los más variados sectores y da la posibilidad concreta de crear sinergias innovadoras con las cuales enfrentarse al mercado;
  • mejora de la creatividad: en los espacios donde existen varios proyectos y empresas, hay una visión a corto y largo plazo más amplia y dinámica; eso facilita la capacidad de encontrar soluciones eficaces e innovadoras a problemas que parecen de difícil solución.

Compartir es reducir los gastos y mejorar el servicio: coworking y telesecretaria

Si se decide compartir un espacio de trabajo, habrá que pensar también en contratar algunos servicios que pueden encajar bien con esa forma de trabajar.

El servicio de asistencia telefónica virtual, por ejemplo, puede ser una buena solución para todas aquella empresas o profesionales cuya actividad o presencia en un lugar de trabajo no sea constante o continua, o para aquellas estructuras que necesitan garantizar una disponibilidad telefónica incluso de 24 horas diarias.

Muchas son las opciones para facilitar el trabajo en un espacio de multioficina: ¡pronto trataremos de este argumento! ¡Síguenos!