
¿Miedo a hablar en público? Aquí cómo superarlo
- Consejos para autónomos
- Emprendedores y Autónomos
Relajación, preparación, entrenamiento y enfoque sobre el valor de la comunicación: así se vence el miedo a hablar en público.
Una ansiedad muy frecuente
Hablar frente a un público de oyentes es uno de los temores más extendidos en el mundo: aunque los estudios indican que solo el 25% de la población lo sufre de manera crónica, las estimaciones indican que casi el 75% de las personas han sido víctimas, por los menos una vez, de este tipo de ansiedad. Esto confirma la hipótesis de Mark Twain según la cual «cuando se trata de hablar en público, hay dos tipos de personas: las que dicen sentirse nerviosas, y las que mienten».
Las encuestas afirman que una de cada cuatro personas se nota agitada cuando tiene que presentar ideas o datos ante un grupo de personas, agitación que se manifiesta físicamente con síntomas como la dificultad a respirar, sudoración excesiva y aceleración del ritmo cardíaco, además de temblores, dolores de estómago y sensación de náuseas. En los casos más graves, los síntomas pueden ser tan intensos que llevan a los que sufren este tipo de ansiedad a evitar por completo las situaciones que implican hablar en público, a menudo con repercusiones en la carrera y oportunidades de crecimiento profesional. El miedo a hablar en público también afecta a quien ha de hablar frente a una audiencia como parte de su propio trabajo, como presentadores de televisión, actores y cantantes. Es evidente, por tanto, que el miedo a hablar en público no tiene nada que ver con el talento o las capacidades reales de una persona, sino más bien con la percepción que cada uno de nosotros tiene de sí mismo, de sus propias competencias y de su propio público.
Gestión de los síntomas físicos de la ansiedad
Según los psicólogos, hay muchos factores que contribuyen a la ansiedad por hablar en público. Uno de ellos es fisiológico, ya que algunos individuos son más propensos a la ansiedad por cuestiones genéticas y presentan una respuesta más intensa a situaciones estresantes, como ser el centro de atención durante una presentación o un discurso. Para aliviar las manifestaciones físicas de la ansiedad, el remedio más eficaz es respirar profundamente y concentrarse en el ritmo de la propia respiración durante unos minutos: así se contrarresta la respuesta ansiógena y se recuperan más rápidamente la calma y la lucidez.
De la actuación a la comunicación
También existe un componente psicológico del miedo a hablar en público, que está estrechamente relacionado con la opinión que tenemos de nosotros mismos y con el miedo al juicio de los demás.
Cuando nos sentimos inseguros o inadecuados, la idea de ser el centro de atención y de exponernos al juicio de los demás puede hacernos sentir incómodos y provocar el temor irracional de que una actuación deficiente pueda poner en peligro nuestra imagen o incluso nuestra credibilidad. En estos casos, es útil adoptar un enfoque cognitivo diferente y, en lugar de considerar nuestra intervención como un rendimiento que se evaluará, centrar la atención en el valor comunicativo que podemos ofrecer a quienes nos escuchan. Dando prioridad a los objetivos de comunicación también seremos capaces de estructurar mejor nuestro discurso, y asegurarnos de que estamos expresando los conceptos claves de forma clara y eliminando los detalles innecesarios para dar al público sólo la información realmente importante.
Conocer al público
Otro factor que influye en el miedo a hablar en público son las circunstancias en las que uno habla. Por eso, por ejemplo, la ansiedad aumenta cuando nos enfrentamos a un público con un estatus social o profesional más alto que el nuestro o cuando estamos en contacto con un entorno que no nos resulta familiar. En algunos casos, el propio tema de nuestro discurso puede terminar siendo una fuente de ansiedad, especialmente si somos conscientes de que estamos presentando ideas innovadoras o información controvertida. Para superar este tipo de preocupaciones, lo mejor es estar preparado: estudiar al público para averiguar cómo presentar la información de la manera más eficaz y tratar de anticipar posibles objeciones o preguntas para no ser pillado desprevenido con el riesgo de quedarnos en silencio.
Una buena dosis de entrenamiento
Para algunos, la ansiedad ante la idea de hablar frente a otras personas se debe a la convicción de que la capacidad de hablar es un talento innato, que no se puede aprender. De hecho, quienes más invierten en cultivar sus propias capacidades en lugar de depender del talento son los que más éxito obtienen en el ámbito del hablar en público. Estar a gusto hablando ante una audiencia es, de hecho, un logro que se consigue con el entrenamiento y la preparación: por lo tanto, no basta con prepararse el discurso en sí, sino que también es necesario repetirlo varias veces en voz alta, y mejor aún si se hace frente a un espejo.