
Volver al trabajo con un listado de buenas intenciones para el otoño
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¿Por qué no aprovechar al máximo las energías renovadas durante el verano para replantearnos nuestra actitud hacia el trabajo y redefinir nuestros objetivos antes del inicio del nuevo año laboral?
Verano: tiempo de vueltas y de cambios
La última semana de agosto coincide con el regreso a la oficina de casi el 80% de los españoles, que vuelven y tienen que lidiar con la carga de trabajo acumulada durante las vacaciones, pero con las energías recobradas de las vacaciones. Entre los numerosos beneficios de estar de vacaciones, tanto físicos como mentales, encontramos un significativo efecto energizante y una disminución de los niveles de estrés, que nos hacen más proactivos y optimistas, también gracias al efecto antidepresivo natural de las largas jornadas de sol.
El final del verano, por lo tanto, es uno de los mejores momentos del año para construir nuevos hábitos, introducir cambios en el estilo de vida y, porque no, elaborar un listado de buenas intenciones que pueda mantener alta nuestra motivación una vez que volvemos al trabajo y así expandir nuestros horizontes profesionales. Aunque tradicionalmente las buenas intenciones están reservadas al inicio del nuevo año, para muchos españoles son las vacaciones el verdadero momento de cierre de un ciclo y el otoño se ve como el momento perfecto para explorar nuevas oportunidades, planificar la formación y hacer un balance de nuestra situación laboral.
Algún consejo para el listado de buenas intenciones
Antes de redactar un listado de objetivos para el otoño es fundamental considerar atentamente la propia situación actual, haciendo un pequeño balance del año laboral que se acaba. Primero nos tenemos que preguntar qué es lo que nos ha satisfecho en nuestro trabajo y qué nos ha creado frustración, intentando evaluar también cómo ha crecido nuestro conocimiento, cuáles han sido las lecciones más significativas aprendidas durante la realización de nuestro trabajo y qué tipo de feedback hemos recibido durante el año. Examinar nuestra carrera y nuestro recorrido laboral puede ser de gran ayuda para entender qué aspectos de nuestra situación laboral actual deseamos cambiar o mejorar.
¿Tiempo de upskilling? Si tras nuestro balance se ha puesto de manifiesto que existen nuevas competencias que deseamos adquirir, como por ejemplo, mejorar el conocimiento de una lengua extranjera u obtener una nueva especialización, el otoño es uno de los momentos más aptos para planear cursos de formación: la mayoría de los cursos profesionales y de actualización empiezan en esta temporada y si decidimos seguir un MOOC (curso online) podemos elegir empezar en cualquier momento. Una vez decidido el ámbito en el cual queremos adquirir nuevos conocimientos, nos ponemos en busca de los recursos aptos para nuestras necesidades. Incluso si disponemos de poco tiempo, seguramente existe una solución que encaja con nuestro caso: Los viajes desde casa hacia el trabajo pueden ser momentos para seguir un curso por medio de podcasts.
Ampliar la red profesional. Si hemos notado una disminución en la motivación antes de irnos de vacaciones o si acusamos desde hace tiempo la escasez de contactos con los cuales debatir acerca de cuestiones profesionales, e incluso si estamos en búsqueda de nuevos estímulos o de nuevas oportunidades de trabajo, aumentar el círculo de personas que conocemos puede ser una de las buenas intenciones para el nuevo ciclo laboral. Podemos empezar aprovechando la hora de la comida para profundizar en las relaciones con los compañeros de trabajo que trabajan en nuestra misma zona, o participar en reuniones que nos permitan entrar en contacto con personas que operan en nuestro mismo sector.
Un poco de orden. Aunque estudios recientes han demostrado que nuestra mente se vuelve más creativa cuando se encuentra en entornos desordenados, un puesto caótico y repleto de objetos no incentiva la productividad. Antes de retomar el trabajo deberíamos dedicar algunos minutos a la limpieza de nuestro escritorio, tanto físico como digital, eliminando todo lo que no nos sirve y organizar nuestros archivos de forma eficaz. Una vez que todo está ordenado, nos tenemos que proponer dedicar unos minutos cada día a la limpieza de nuestra zona de trabajo.
Tutelar nuestro tiempo. La vuelta a la oficina nos ofrece la ocasión de reconsiderar nuestro work-life balance, es decir el equilibrio entre nuestros compromisos profesionales y nuestra vida privada. También es el momento de entender si estamos invirtiendo de la mejor manera el tiempo que estamos en el trabajo, por ejemplo, aprovechando los momentos de máxima productividad. Y es la ocasión de encontrar espacios para la diversión y las relaciones personales. Una de las buenas intenciones es la de conseguir defender nuestros días de los ladrones del tiempo, reduciendo el uso excesivo del smartphone y de internet y del control obsesivo del correo electrónico y de las llamadas que interrumpen los momentos de relax.