
Relación médico-paciente: hacia el reconocimiento de su importancia para la humanidad
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Representantes del Foro de la Profesión Médica de España quieren aportar evidencias de la importancia que la relación médico-paciente tiene para la humanidad.
El origen de la medicina moderna
Es muy difícil definir de forma inequívoca el origen de la actividad médica, pero sí que podemos identificar cuando apareció por primera vez el concepto de “práctica médica” tal y como lo entendemos hoy en día, es decir, una actividad humana basada en la observación y el estudio para detectar las causas que provocan determinados fenómenos, en este caso, las enfermedades.
A lo largo de los siglos se ha marcado una evolución en los enfoques y en las herramientas utilizadas para estudiadas las enfermedades. Encontramos registro de la presencia de la práctica médica ya en los mitos griegos, donde se hablaba de un dios, Apolo, que curaba las heridas de los dioses con la raíz de peonía.
Con Alcmeón de Crotona (VI siglo A.C.) hubo un cambio importante con respecto a la concepción de las enfermedades, que se empezaron a entender como el resultado de un conjunto de causas naturales que provocan un determinado efecto. Este planteamiento abrió el paso al uso de la tekhné (‘técnica’) en la cura de las enfermedades con el fin de poder modificar los fenómenos naturales que las causaban. Ese cambio de enfoque puede ser identificado como el origen de la medicina moderna.
La evolución de la relación médico-paciente
Desde Alcmeón de Crotona la medicina ha evolucionado mucho, así como la relación médico-paciente. Cuando hablamos de relación médico-paciente nos referimos al “encuentro en que dos personas, el médico y el paciente, se comunican entre sí, uno como “la persona enferma” y el otro como “persona capaz de prestar la ayuda desde sus conocimientos técnicos y sus habilidades profesionales” (fernandogalan.com).
Durante el siglo XX es cuando se registran los mayores cambios que han llevado a una progresiva humanización de la relación clínica entre médico y paciente. La Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) ha impulsado este replanteamiento, y de momento ha facilitado la centralización del sujeto humano en el ámbito clínico.
Hoy en día la relación existente entre los profesionales médicos y las personas atendidas es una relación más horizontal y participativa, en la cual el paciente ya no se encuentra en una posición subalterna y pasiva. El sustancial cambio en el papel del paciente se registró con la introducción de la Carta de Derechos del Paciente en 1973 y la publicación de los Principios de Ética Biomédica de T. Beauchamp y James F. Childress que marcaron el “reconocimiento oficial del derecho del enfermo a recibir una completa información sobre su situación clínica y a decidir entre las opciones posibles, como adulto autónomo y libre”.
Se pueden identificar dos grandes etapas en la evolución de la relación médico-paciente:
- una primera fase es la que el bioeticista norteamericano Mark Siegler llama “era del paternalismo (o era del médico)”. Comprende desde el año 500 a.C. hasta el año 1965, en la cual el médico estaba visto casi como una figura religiosa, un padre sacerdotal y el paciente un sujeto pasivo;
- una segunda fase es la llamada “de la autonomía (o era del paciente)” en la cual se registró una progresiva transformación del médico en un asesor técnico de sus pacientes y de los pacientes en sujetos activos y autónomos.
La etapa de la autonomía es la que ve la toma de decisiones como una responsabilidad compartida entre médico y paciente.
Varios son los estudios que han comprobado como una buena relación entre médico y paciente beneficie tanto el cuadro general de la salud como los resultados sanitarios. Si quiere profundizar en este tema puede leer nuestro artículo “Una sana relación médico-paciente mejora la salud y el bienestar: consejos para médicos ”.
Hacia el reconocimiento de la relación médico-paciente como patrimonio de la humanidad
El pasado marzo se ha constituido un grupo de trabajo, formado por representantes de los siete órganos del Foro de la Profesión Médica de España, para pedir el reconocimiento de la relación médico-paciente como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
La primera acción que este grupo quiere llevar a cabo es la de “reunir a un Comité de Expertos formado por académicos, historiadores y médicos en ejercicio que documenten la tradición histórica de la relación médico-paciente” (Redacción Médica).
Una vez recolectadas todas las evidencias necesarias para demostrar la importancia de esta relación humana, el paso siguiente será tramitar la propuesta al Gobierno para pasarla a la Delegación de España ante la Unesco.